Video de imágenes del proceso de restauración, llevado a cabo en el IAPH, del Cristo de la Amargura, perteneciente a la Hermandad de la Amargura de Carmona (Sevilla)
El Cristo de la Amargura regresa a Carmona tras su restauración
La imagen, realizada en madera tallada y policromada por el escultor Jorge Fernández Alemán, está fechada en 1521, en el marco del gótico tardío de la escuela sevillana.
A lo largo de su historia ha sido objeto de diversas restauraciones y modificaciones, entre ellas la documentada del escultor Francisco Buiza en 1967, autor de la cruz sobre la que actualmente se dispone la obra.
Dado el estado de conservación y el carácter devocional y procesional de la obra, la intervención ha contado con tratamientos destinados a eliminar los daños existentes y actuaciones relacionadas con su presentación estética, teniendo en cuenta en todo momento los valores histórico-artísticos y culturales de la escultura.
Entre las alteraciones principales que presentaba la imagen a su llegada al IAPH destacaban algunas grietas y fisuras en las zonas de unión de las distintas piezas, roturas en algunos dedos de las manos, la presencia de orificios causados por insectos y fundamentalmente problemas de pérdidas, levantamientos y suciedad en la superficie policroma.
La intervención llevada a cabo en el Taller de Escultura del IAPH, además de solucionar problemas del soporte, se ha centrado en el tratamiento de la policromía, cuyo estrato más superficial estaba dañando el estado de conservación de la obra.
Por ello, se ha retirado la policromía superior del siglo XX para recuperar la subyacente de mayor valor, probablemente del siglo XVIII, garantizándose así la conservación futura y una mejor lectura de la imagen.
Antes de la actuación, y con el fin de alcanzar un mayor conocimiento sobre el bien y definir una propuesta de intervención, se desarrollaron diversos estudios técnicos, entre ellos exámenes radiográficos, con radiación ultravioleta y estudios de identificación y caracterización de los materiales constitutivos de la obra, como la madera y los pigmentos utilizados.
A lo largo de su historia ha sido objeto de diversas restauraciones y modificaciones, entre ellas la documentada del escultor Francisco Buiza en 1967, autor de la cruz sobre la que actualmente se dispone la obra.
Dado el estado de conservación y el carácter devocional y procesional de la obra, la intervención ha contado con tratamientos destinados a eliminar los daños existentes y actuaciones relacionadas con su presentación estética, teniendo en cuenta en todo momento los valores histórico-artísticos y culturales de la escultura.
Entre las alteraciones principales que presentaba la imagen a su llegada al IAPH destacaban algunas grietas y fisuras en las zonas de unión de las distintas piezas, roturas en algunos dedos de las manos, la presencia de orificios causados por insectos y fundamentalmente problemas de pérdidas, levantamientos y suciedad en la superficie policroma.
La intervención llevada a cabo en el Taller de Escultura del IAPH, además de solucionar problemas del soporte, se ha centrado en el tratamiento de la policromía, cuyo estrato más superficial estaba dañando el estado de conservación de la obra.
Por ello, se ha retirado la policromía superior del siglo XX para recuperar la subyacente de mayor valor, probablemente del siglo XVIII, garantizándose así la conservación futura y una mejor lectura de la imagen.
Antes de la actuación, y con el fin de alcanzar un mayor conocimiento sobre el bien y definir una propuesta de intervención, se desarrollaron diversos estudios técnicos, entre ellos exámenes radiográficos, con radiación ultravioleta y estudios de identificación y caracterización de los materiales constitutivos de la obra, como la madera y los pigmentos utilizados.
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