El Consejo declara de interés social la adquisición de 6.220 metros cuadrados de terrenos para garantizar la integridad del yacimiento
El Consejo de Gobierno ha acordado declarar de interés social la adquisición de las denominadas Cantera Mayor y Cantera Chica, en la Zona Arqueológica de la Necrópolis y el Anfiteatro Romanos de Carmona (Sevilla). La medida se dirige a permitir la expropiación forzosa de estos terrenos, que tienen una superficie de 6.220 metros cuadrados, ante su deficiente estado de mantenimiento por parte de los propietarios y la consiguiente amenaza para la integridad del yacimiento.
Las antiguas canteras, testimonio del proceso de edificación de la propia ciudad romana de Carmo, fueron incorporadas a la Zona Arqueológica en el año 2003 con el fin de configurar un solo Bien de Interés Cultural junto con la necrópolis y el anfiteatro. Aunque mantienen frentes con los planos de extracción perfectamente definidos, su preservación se encuentra amenazada por la situación de abandono de las fincas donde se ubican, así como por la realización de actividades incompatibles y la existencia de edificaciones fuera de ordenación.
La necrópolis de Carmona, declarada monumento en 1931, constituye uno de los conjuntos funerarios romanos de mayor extensión y en mejor estado de conservación, además de ser de gran interés para el conocimiento de las costumbres de la Hispania prerromana y romana. Situada en el sector occidental de las afueras de Carmona, en terrenos que cruzaba la vía que llevaba a Hispalis, este recinto funerario de incineración fue utilizado durante los siglos I y II. Su tipo de enterramiento más generalizado es el mausoleo colectivo de carácter familiar, formado por una cámara subterránea a la que se accede por un pozo con escalones. Entre las tumbas del conjunto destacan por su espectacularidad las denominadas de Servilia y del Elefante.
El anfiteatro, catalogado como monumento en 1978 y segregado del recinto funerario por la Avenida Jorge Bonsor, se excavó aprovechando la pendiente natural del terreno. En su arena, cuya elipse mide 55 por 39 metros, han quedado una serie de huellas que podrían corresponder a postes de madera para una cubierta de velas. La entrada, que se sitúa en el extremo oriental, está cortada en la roca en forma de rampa.
Además de integrar en un solo Bien de Interés Cultural la necrópolis, el anfiteatro y las canteras, el decreto de 2003 estableció también una protección especial para los espacios que rodean la zona arqueológica: un área residencial de 11.937 metros cuadrados al oeste, hasta alcanzar la Avenida Jorge Bonsor, y otra de 12.475 metros cuadrados en el lado oriental hasta la confluencia de la calle Juan Fernández López con la Carretera Nacional IV Madrid-Cádiz.
fuente: JuntaAndalucia
Las antiguas canteras, testimonio del proceso de edificación de la propia ciudad romana de Carmo, fueron incorporadas a la Zona Arqueológica en el año 2003 con el fin de configurar un solo Bien de Interés Cultural junto con la necrópolis y el anfiteatro. Aunque mantienen frentes con los planos de extracción perfectamente definidos, su preservación se encuentra amenazada por la situación de abandono de las fincas donde se ubican, así como por la realización de actividades incompatibles y la existencia de edificaciones fuera de ordenación.
La necrópolis de Carmona, declarada monumento en 1931, constituye uno de los conjuntos funerarios romanos de mayor extensión y en mejor estado de conservación, además de ser de gran interés para el conocimiento de las costumbres de la Hispania prerromana y romana. Situada en el sector occidental de las afueras de Carmona, en terrenos que cruzaba la vía que llevaba a Hispalis, este recinto funerario de incineración fue utilizado durante los siglos I y II. Su tipo de enterramiento más generalizado es el mausoleo colectivo de carácter familiar, formado por una cámara subterránea a la que se accede por un pozo con escalones. Entre las tumbas del conjunto destacan por su espectacularidad las denominadas de Servilia y del Elefante.
El anfiteatro, catalogado como monumento en 1978 y segregado del recinto funerario por la Avenida Jorge Bonsor, se excavó aprovechando la pendiente natural del terreno. En su arena, cuya elipse mide 55 por 39 metros, han quedado una serie de huellas que podrían corresponder a postes de madera para una cubierta de velas. La entrada, que se sitúa en el extremo oriental, está cortada en la roca en forma de rampa.
Además de integrar en un solo Bien de Interés Cultural la necrópolis, el anfiteatro y las canteras, el decreto de 2003 estableció también una protección especial para los espacios que rodean la zona arqueológica: un área residencial de 11.937 metros cuadrados al oeste, hasta alcanzar la Avenida Jorge Bonsor, y otra de 12.475 metros cuadrados en el lado oriental hasta la confluencia de la calle Juan Fernández López con la Carretera Nacional IV Madrid-Cádiz.
fuente: JuntaAndalucia
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