El próximo mes de Noviembre tendrá lugar en Sevilla, la presentación de Socialismo 21, Asociación Político Cultural.
MANIFIESTO
Abril 28, 2010
Los hombres y mujeres que impulsamos la Asociación político cultural "Socialismo 21" partimos de dos convicciones: muestro rechazo intelectual y moral al capitalismo y nuestra apuesta inequívoca por el socialismo.
El tiempo político que estamos viviendo quizás no guarde comparación con ninguna otra etapa histórica.
El capitalismo está sumido en una crisis global de consecuencias inescrutables, y las fuerzas de la izquierda antisistema están muy debilitadas ideológica y organizativamente, siendo incapaces de ofrecer una alternativa creíble a los trabajadores y las capas sociales oprimidas. De ahí surge lo paradójico de nuestra época: las mujeres y los hombres que queremos construir otro mundo perciben hoy más que nunca la injusticia, los crímenes y las aberraciones que el capitalismo conlleva y al mismo tiempo, nunca como hasta ahora, su superación parece más difícil y menos viable.
Este es el núcleo esencial del problema: la imperiosa necesidad moral y existencial de poner fin a la barbarie del capitalismo fundada en la explotación, el patriarcado y el desprecio a la naturaleza, y la desaparición en la conciencia de los trabajadores de la posibilidad y el deseo, sobre todo en los países centrales, de construir una sociedad de personas libres, liberadas de toda opresión y violencia en razón de su sexo, raza, origen o cualquier otra contingencia, autogobernadas, capaces de decidir el futuro de la humanidad.
Esta brecha cobra una dimensión alarmante en nuestro país. Atrapado por un lado en una crisis económica de gravedad extrema, cuyo origen vinculamos a la Europa neoliberal de Maastricht, cuyas consecuencias y desenlace traerán muchos sufrimientos y estragos desoladores, y que intenta superarse por un ajuste brutal del empleo y los salarios y un recorte de los derechos laborales y sociales, encuentra, por otro, a una izquierda muy débil en todos los sentidos. La paz social imperante, a pesar de las agresiones y la degradada situación económica y social, lo pone de relieve, así como el respaldo electoral insignificantes otorgado a las fuerzas a la izquierda del PSOE.
Partimos de que otro mundo es posible y necesario y que eso depende del compromiso militante, de la construcción de organizaciones orientadas a tal fin y de la lucha social. Es nuestra certeza que las ideas, antes como ahora, cuando las hacen suyas los trabajadores y se toma conciencia de que la clase obrera la integran hombres y mujeres, con sus afanes comunes pero también con sus necesidades distintas y sus diferencias, se convierten en una fuerza material incontenible y en una pasión colectiva que se traduce en autoorganización y en la aparición de alternativas que rompen con la lógica económica y de poder dominantes.
La inestabilidad en todos los órdenes del mundo actual es inocultable. Una acumulación inédita de crisis particulares (financiera, alimentaria, energética, ecológica, de cuidados y protección) que ha acabado por convertirse en una crisis global civilizatoria, cambios culturales y técnicos y hasta transformaciones geopolíticas que está significando una redistribución sustancial del poder en la economía-mundo, nos hacen pensar que el futuro no esta escrito, y que esta en nuestras manos iniciar nuevas páginas con los renglones derechos, partiendo de que el mundo del pasado, definitivamente, no volverá. A ese empeño dedicaremos nuestra voluntad, sin dejar de reconocer las dificultades, pues no ignoramos la situación por la que hoy pasa la izquierda social, política y cultural en nuestro país, en momentos de desesperanza y miedo, de desempleo de grandes dimensiones, de sobreexplotación de la fuerza de trabajo, de programas de ajuste, de agotamiento de un modelo de crecimiento insostenible y de crisis financiera interna e internacional.
No pretendemos ser un componente más de la izquierda disgregada actual, ni mucho menos contribuir al fraccionamiento o ruptura de las organizaciones existentes, en momentos donde la dispersión organizativa, el desconcierto ideológico, la carencia de estrategia y la desintegración cultural levantan grandes obstáculos para llevar a cabo las tareas que, a nuestro juicio, nuestra época exige.
Por ello, nuestra asociación político cultural quiere ser un lugar de encuentro, un ámbito fraternal, de todos aquellos que tienen una posición política anticapitalista, clasista por tanto, y que optan por el socialismo. Un socialismo cuyo programa y concreción tendrá en cuenta, como se recoge en los principios del proyecto de Estatutos de la Asociación, las aportaciones del marxismo revolucionario, la ecología crítica, el feminismo socialista, el pensamiento libertario, etc., así como la experiencia histórica de las luchas sociales, los movimientos de emancipación y los procesos de revolución social.
No somos un partido ni un sustituto de ellos. Lo nuestro es más modesto: contribuir culturalmente al rearme moral y organizativo de una izquierda que realmente lo sea y que pueda convertirse en alternativa a lo existente. Cualquiera que se el ámbito de la intervención política de los miembros de Socialismo21 aspirarán a ser una referencia por su coherencia ideológica, su firmeza política, su disposición al impulso de la acción y las luchas, la extensión de la solidaridad y la ausencia de todo sectarismo, interesados como estamos en el destino colectivo de los trabajadores y oprimidos.
En esta asociación caben personas, estén o no organizadas, afiliadas o no a sindicatos u otros movimientos. Lo único que se exige es el compromiso con unos principios, el pago de la cuota y el esfuerzo por hacer que nuestros debates, propuestas e iniciativas lleguen más allá de nosotros mismos.
El tiempo político que estamos viviendo quizás no guarde comparación con ninguna otra etapa histórica.
El capitalismo está sumido en una crisis global de consecuencias inescrutables, y las fuerzas de la izquierda antisistema están muy debilitadas ideológica y organizativamente, siendo incapaces de ofrecer una alternativa creíble a los trabajadores y las capas sociales oprimidas. De ahí surge lo paradójico de nuestra época: las mujeres y los hombres que queremos construir otro mundo perciben hoy más que nunca la injusticia, los crímenes y las aberraciones que el capitalismo conlleva y al mismo tiempo, nunca como hasta ahora, su superación parece más difícil y menos viable.
Este es el núcleo esencial del problema: la imperiosa necesidad moral y existencial de poner fin a la barbarie del capitalismo fundada en la explotación, el patriarcado y el desprecio a la naturaleza, y la desaparición en la conciencia de los trabajadores de la posibilidad y el deseo, sobre todo en los países centrales, de construir una sociedad de personas libres, liberadas de toda opresión y violencia en razón de su sexo, raza, origen o cualquier otra contingencia, autogobernadas, capaces de decidir el futuro de la humanidad.
Esta brecha cobra una dimensión alarmante en nuestro país. Atrapado por un lado en una crisis económica de gravedad extrema, cuyo origen vinculamos a la Europa neoliberal de Maastricht, cuyas consecuencias y desenlace traerán muchos sufrimientos y estragos desoladores, y que intenta superarse por un ajuste brutal del empleo y los salarios y un recorte de los derechos laborales y sociales, encuentra, por otro, a una izquierda muy débil en todos los sentidos. La paz social imperante, a pesar de las agresiones y la degradada situación económica y social, lo pone de relieve, así como el respaldo electoral insignificantes otorgado a las fuerzas a la izquierda del PSOE.
Partimos de que otro mundo es posible y necesario y que eso depende del compromiso militante, de la construcción de organizaciones orientadas a tal fin y de la lucha social. Es nuestra certeza que las ideas, antes como ahora, cuando las hacen suyas los trabajadores y se toma conciencia de que la clase obrera la integran hombres y mujeres, con sus afanes comunes pero también con sus necesidades distintas y sus diferencias, se convierten en una fuerza material incontenible y en una pasión colectiva que se traduce en autoorganización y en la aparición de alternativas que rompen con la lógica económica y de poder dominantes.
La inestabilidad en todos los órdenes del mundo actual es inocultable. Una acumulación inédita de crisis particulares (financiera, alimentaria, energética, ecológica, de cuidados y protección) que ha acabado por convertirse en una crisis global civilizatoria, cambios culturales y técnicos y hasta transformaciones geopolíticas que está significando una redistribución sustancial del poder en la economía-mundo, nos hacen pensar que el futuro no esta escrito, y que esta en nuestras manos iniciar nuevas páginas con los renglones derechos, partiendo de que el mundo del pasado, definitivamente, no volverá. A ese empeño dedicaremos nuestra voluntad, sin dejar de reconocer las dificultades, pues no ignoramos la situación por la que hoy pasa la izquierda social, política y cultural en nuestro país, en momentos de desesperanza y miedo, de desempleo de grandes dimensiones, de sobreexplotación de la fuerza de trabajo, de programas de ajuste, de agotamiento de un modelo de crecimiento insostenible y de crisis financiera interna e internacional.
No pretendemos ser un componente más de la izquierda disgregada actual, ni mucho menos contribuir al fraccionamiento o ruptura de las organizaciones existentes, en momentos donde la dispersión organizativa, el desconcierto ideológico, la carencia de estrategia y la desintegración cultural levantan grandes obstáculos para llevar a cabo las tareas que, a nuestro juicio, nuestra época exige.
Por ello, nuestra asociación político cultural quiere ser un lugar de encuentro, un ámbito fraternal, de todos aquellos que tienen una posición política anticapitalista, clasista por tanto, y que optan por el socialismo. Un socialismo cuyo programa y concreción tendrá en cuenta, como se recoge en los principios del proyecto de Estatutos de la Asociación, las aportaciones del marxismo revolucionario, la ecología crítica, el feminismo socialista, el pensamiento libertario, etc., así como la experiencia histórica de las luchas sociales, los movimientos de emancipación y los procesos de revolución social.
No somos un partido ni un sustituto de ellos. Lo nuestro es más modesto: contribuir culturalmente al rearme moral y organizativo de una izquierda que realmente lo sea y que pueda convertirse en alternativa a lo existente. Cualquiera que se el ámbito de la intervención política de los miembros de Socialismo21 aspirarán a ser una referencia por su coherencia ideológica, su firmeza política, su disposición al impulso de la acción y las luchas, la extensión de la solidaridad y la ausencia de todo sectarismo, interesados como estamos en el destino colectivo de los trabajadores y oprimidos.
En esta asociación caben personas, estén o no organizadas, afiliadas o no a sindicatos u otros movimientos. Lo único que se exige es el compromiso con unos principios, el pago de la cuota y el esfuerzo por hacer que nuestros debates, propuestas e iniciativas lleguen más allá de nosotros mismos.
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