lunes, 4 de octubre de 2010

Reflexiones sobre la Huelga General. Hablemos claro


Carlos Martínez – Presidente de ATTAC España

Preparación de una Huelga de lucha social

Una huelga general, realizada con todos los medios de intimidación, coacción y propaganda del sistema en contra, es ya un éxito en sí misma. El éxito de la Huelga se ha producido ya en su plural convocatoria y en la convergencia entre sindicatos de clase, movimientos cívicos y sociales, partidos situados en la izquierda y alternativos.

Cierto es que hasta que CCOO y UGT no tomaron la decisión de convocarla esta no ha tenido lugar a pesar o más bien a causa del clamor que la exigía. No había concentración o manifestación -bien fuera solidaria o reivindicativa- en la que uno de los gritos favoritos de mucha gente concienciada no fuera que hacía falta ya una Huelga General. Los movimientos sociales y otros sindicatos de clase muchas veces hemos criticado la pasividad apreciada en los mayoritarios. Pero hecha pública la convocatoria, todas y todos nos hemos puesto a trabajar en una sola dirección.

No es ahora el momento de echarnos nada en cara. Los sindicatos de clase han tomado la decisión, y tanto ATTAC como todo el conglomerado social de la izquierda la hemos tomado como propia. Eso es lo importante y las cúpulas de CCOO y UGT deben analizar ahora lo bueno de las experiencias habidas en esta NUESTRA HUELGA GENERAL.

En algunas ciudades se han constituido plataformas unitarias, sociales y ciudadanas por la Huelga, siendo ese –entiendo- el camino a seguir. Realidades unitarias y solidarias como ACTIVOS CONTRA LA CRISIS, en la que no están presentes los sindicatos mayoritarios, pero si todos los demás y las organizaciones de la sociedad civil -ATTAC entre ellas-, han sabido responder y ponerse a trabajar sin sentirse ninguneados y con una crítica más que mesurada hecha con mucha generosidad. Es por ello que pedir ahora que CCOO y UGT se incluyan en Activos… es una oportunidad para seguir profundizando en la resistencia antineoliberal y democrática de la ciudadanía, de las clases trabajadoras, frente a lo que se nos viene encima.

Asambleas, manifestaciones, actos conjuntos entre CCOO, las intersindicales, UGT, CGT, los Foros Sociales locales, ATTAC y las OSC más combativas, han sido posibles y efectivos. Hemos visto que podíamos convivir y auto-organizarnos y estas experiencias que, en diversas formas, se han dado no pueden desaparecer.

Huelga antineoliberal. Huelga política

La Huelga, así de urgencia y en mi humilde opinión, ha sido la primera huelga desde los años ochenta del siglo pasado en que no solo se ha cuestionado problemas laborales, sino lo injusto del sistema, del mercado y de la ideología política neoliberal que lo inspira en el Estado español y en la Unión Europea. Así pues, se ha reivindicado no solo el fin de una contrarreforma laboral durísima, sino también se ha defendido el sistema público de pensiones, se ha exigido el crédito frente al egoísmo la banca, incluso se ha reivindicado la banca pública y se ha culpabilizado de la crisis a grandes fortunas, transnacionales, especuladores financieros, la banca y el Gobierno que no solo ha cedido ante todos ellos, sino que actúa gustosamente en su nombre y cuya principal preocupación ahora no es que las clases populares estén satisfechas, sino agradar a “los mercados”. Debido pues a estas consideraciones ha sido una huelga tan difícil y dura. Por ello toda la maquinaria propagandística e ideológica de los poderosos, tanto privada como pública, se ha dedicado a criticar la oportunidad de la Huelga General y a atacar a las organizaciones de clase, los sindicatos y mentir descaradamente contra ellos, y criminalizar a todas y todos los que hemos apoyado la huelga. Por eso ha sido un triunfo.

Igualmente ha sido un éxito volver a ocupar las calles, tanto con piquetes, performances, actos simbólicos, como manifestaciones. Hemos dicho alto y claro que existimos y además hoy, 29 de septiembre, en la mayoría de los lugares nos hemos manifestado en horario laboral demostrando primero que había miles de personas en huelga, y en segundo lugar que existimos y que no estamos de acuerdo con sus injustas imposiciones puesto que hemos de pagar nosotras y nosotros la crisis del capitalismo.

Metalúrgicos y metalúrgicas, portuarios, mineros… ¡Existen!

La Huelga ha tenido en mi opinión un claro protagonista: la clase obrera clásica. La punta de lanza han sido las y los metalúrgicos, los conductores y ferroviarios, la construcción, las y los obreros de los polígonos industriales. Se ha vuelto a hablar de mineros, portuarios, pescadores o gentes del transporte.

Las trabajadoras y trabajadores de los talleres y las fabricas, los de la basura, los albañiles han bajado de sus extrarradios y han tomado el centro en sus manifestaciones.

Las nuevas clases trabajadoras precarizadas, aún vestidas con trajes de chaqueta, ochocientos euristas, atrapados en una vorágine de competencia y contratos basura. Los nuevos servicios de multinacionales o franquicias de la hostelería y que son en ambos casos el patrón del empleo que viene, han estado expectantes en muchos casos y estando incluso a favor de la huelga, o no se han atrevido a hacerla o no han podido ver todavía su propia explotación. Estos sectores abandonados en demasiadas ocasiones por el sindicalismo oficial han devuelto el olvido. Hay pues que rectificar.

Los funcionarios, aunque un 30% de ellos -en el mejor de los casos- se hayan sumado a la Huelga General, no han respondido bien. No pretendo atacar al funcionariado, muchos de ellos son activos cuadros sindicales y del movimiento social y por ejemplo en ATTAC hay muchas y muchos muy comprometidos, pero como sujeto reivindicativo colectivo han fallado y eso es imperdonable. Su seguridad en el empleo les permitía algo más. Sus recientes recortes salariales les debían haber incentivado a salir a la calle. El hecho de tener muchos de sus empleos ya en riesgo ante la ola neoliberal privatizadora, les debiera haber hecho reaccionar y ser solidarios y soldarías con el resto de las capas de las clases subalternas.

Los y las autónomas, si bien la economía social ha sido en general solidaria, los y las que trabajan aislados en muchos casos no han sabido entender que esto también iba con ellos y ellas o no se lo hemos sabido explicar. Por lo tanto en este terreno hay que trabajar más y para ello es imprescindible establecer alianzas con sus organizaciones más progresistas. Contar con activistas autónomos, hacerlos y hacerlas objeto de información y formación, preocuparnos más por ellos y ellas.

Así pues, un 70% de participación es un número exitoso. Esta huelga me ha recordado a las del tardo-franquismo, pues nos ha unificado no solo una agresión laboral, sino una respuesta política frente a los ataques de una ideología que facilita la dictadura de los mercados, el neoliberalismo.

El 30 de Septiembre es el reinicio. Panorama post-huelga

Todo esto lo que evidencia es que hace falta conciencia y acción POLÍTICA en el más noble sentido de la palabra, porque la ofensiva contra las clases populares europeas en general, y de este estado en particular, es la política de la Gran Coalición conservadora, socioliberal, liberal y democristiana que nos está obligando a pagar las deudas de bancos y especuladores, los desastres de la economía casino, y las pérdidas de las transnacionales del crédito y las finanzas. El Mercado ya tiene prevista su salida de la crisis y su hoja de ruta es clara: la reforma laboral forma parte de ella. Ahora viene el siguiente episodio, el de las pensiones. La privatización de las pensiones y el asalto a la caja pública de nuestras jubilaciones es el segundo asalto.

En España, la coalición PSOE-PP-PNV-CiU exige igualmente nuestra respuesta política. Es imprescindible la unidad de los y las antineoliberales estén donde estén. El sustituto del PSOE es la derecha más rancia del PP, pero el problema es que la alternancia de estas políticas en lo económico nos muestra una semejanza total, tal vez en el caso del PP menos civilizada, pero en ambos casos los mercados se encuentran cómodos.

Tras el buen resultado de la huelga general, CCOO y UGT han contraído una gran responsabilidad y no pueden ya permitirse el lujo de volver a fallar. Pero también la izquierda social en su conjunto tiene esa responsabilidad.

El panorama post-huelga general es ahora lo importante. Los sindicatos mayoritarios deben cambiar radicalmente su modo de hacer sindicalismo, haciéndolo participativo, de base y de fabrica, polígono o centro de trabajo. Los liberados a los polígonos.

Los y las jóvenes precarios y precarias exigen nuevas formas de acción sindical más imaginativas y que, siendo reivindicativas, les permitan con sus limitaciones e inseguridad laboral sumarse a la lucha social.

Las protestas, que deberán seguir pues el gobierno no rectificará, por lo mismo deben tener nuevas y distintas formas de expresión. Hay que tomar las calles. Hacer cientos, miles de manifestaciones, caceroladas, conciertos reivindicativos, actos formativos, etc.

La izquierda social debe recuperar el lenguaje claro, sencillo, contundente, y entendible. Lo popular siempre fue patrimonio de la izquierda, esto en América Latina está meridianamente claro ¿Porqué en España se lo hemos regalado a la derecha y la extrema derecha?

Los sindicatos necesitan de la savia de los nuevos movimientos y de su frescura, toda la izquierda lo necesita. ATTAC, con sus pocos medios, está dispuesta a desarrollar una acción popular formativa para contribuir a crear la conciencia que se ha perdido. Es necesario popularizar una actitud anticonsumista generalizada y comenzar a crear ya las bases de nuevas formas de hacer y entender la economía, pero también nuevas formas de democracia participativa local. Fomentar una nueva cultura de ciudadanía crítica.

Esta Huelga ha sido un éxito porque hemos sido capaces de organizarla y que las clases trabajadoras vuelvan a estar orgullosas por serlo y que vuelvan a pelear no por un simple convenio, sino por dignidad. No se olvide: nada moviliza más que los principios, las ideas, los sueños. Los poderosos tenían miedo de que volviéramos a ser dignos, en lugar de estar embrutecidos por su televisión basura.

fuente: Attac


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