Imagínate por un momento que llegas de tus vacaciones y descubres que no tienes casa. Que el hogar donde has nacido, te has criado y han vivido tus antepasados durante siglos, ya no existe. Que por una orden judicial la policía lo ha demolido. Y la razón: la construcción de un bosque.
Vuelves a construir tu casa, a crear un lugar donde vivir. Pero de nuevo llegan y la vuelven a derribar. Así hasta 28 veces en menos de un año. Y además recibes una notificación donde dicen que te han interpuesto una demanda por valor de más de 350.000 euros debido a los gastos que les ha acarreado destruir tu casa 28 veces.
Pues esto es exactamente lo que está viviendo el pueblo beduino de Al Araqib en el sur de Israel. El gobierno israelí no sólo no les provee de ningún tipo de servicio público, sino que les considera “invasores” y les envía excavadoras y policías antidisturbios, quienes debido a la brutalidad que aplican en los desalojos han causado numerosos heridos, incluidos niños y niñas.
ISRAEL DEMANDA A LOS HABITANTES DE UN PUEBLO BEDUINO POR EL COSTE DE LOS CONTINUOS DESALOJOS
Los habitantes de un pueblo beduino del desierto de Néguev, en Israel, se enfrentan a una demanda por la que se les solicita que paguen lo que les ha costado a algunos organismos del gobierno de Israel destruir en reiteradas ocasiones sus viviendas y otras construcciones. El 26 de julio las autoridades israelíes interpusieron en un tribunal una demanda por 1,8 millones de nuevos shekels (más de 500.000 dólares estadounidenses) por los gastos que les ha acarreado destruir las construcciones y desalojar a los habitantes del pueblo de Al Araqib más de 28 veces el año pasado. El último desalojo se produjo el 25 de julio.Los habitantes beduinos reivindican que el pueblo de Al Araqib se encuentra en sus tierras ancestrales, pero las autoridades afirman que se han establecido ilegamente en un asentamiento “no reconocido".
El pueblo beduino de Al Araqib, situado en el desierto del Néguev (sur de Israel), ha sido demolido al menos en 28 ocasiones desde julio de 2010. Cada vez que los habitantes vuelven a levantar sus viviendas improvisadas, la Administración de Tierras de Israel (ILA), organismo gubernamental encargado de la gestión del territorio israelí, llega con las excavadoras para destruirlas de nuevo.
El objetivo es preparar el terreno para plantar un bosque, mientras unas 250 personas se enfrentan a desalojo forzoso permanente de sus hogares. Además, se les niega el acceso a las tierras que utilizan para cultivar cosechas y criar ganado; durante estos meses sus miles de olivos y árboles frutales han sido arrancados para permitir la plantación de un bosque nuevo que no les beneficiará.
Al Araqib es uno de los más de 40 "pueblos no reconocidos" que existen en Israel, cuyos habitantes carecen de seguridad de tenencia y servicios públicos. En contra de lo que afirma la ILA -que los habitantes de estos pueblos “invadieron” las tierras-, los residentes de Al Araqib pueden documentar que sus antepasados ya vivían en estas tierras en la época del Imperio Otomano. El gobierno israelí, sin embargo, se ha negado sistemáticamente a reconocer estas reclamaciones.
Los habitantes de Al Araqib han iniciado procedimientos judiciales para que se reconozcan sus reclamaciones sobre sus tierras tradicionales. A pesar de que algunos de estos recursos judiciales siguen pendientes de resolución, el Fondo Nacional Judío —organización semigubernamental que promueve los asentamientos judíos— continúa con los planes de forestación de estas tierras.
El Fondo Nacional Judío ya ha acondicionado toda la zona perteneciente al pueblo y continúa con los preparativos para arbolar el terreno.
Mientras tanto, al menos 50 hombres, mujeres, niños y niñas se han visto obligados por las excavadoras y la policía antidisturbios israelí a refugiarse en el pequeño cementerio situado a las afueras del pueblo, ya que es la única zona que no ha sido destruida aún.
En los últimos meses, las autoridades israelíes han recurrido al uso injustificado de la fuerza contra los habitantes y sus partidarios. Desde enero, unos treinta activistas han sido detenidos de forma temporal y varias personas, entre las que había menores, han necesitado atención hospitalaria debido a la violencia empleada por la policía durante las demoliciones.
Pide al presidente del Fondo Nacional Judío que se detenga de inmediato la destrucción del pueblo de Al Araqib
Pues esto es exactamente lo que está viviendo el pueblo beduino de Al Araqib en el sur de Israel. El gobierno israelí no sólo no les provee de ningún tipo de servicio público, sino que les considera “invasores” y les envía excavadoras y policías antidisturbios, quienes debido a la brutalidad que aplican en los desalojos han causado numerosos heridos, incluidos niños y niñas.
Israel: ¡Detengan la destrucción del pueblo beduino de Al Araqib
ISRAEL DEMANDA A LOS HABITANTES DE UN PUEBLO BEDUINO POR EL COSTE DE LOS CONTINUOS DESALOJOS
Los habitantes de un pueblo beduino del desierto de Néguev, en Israel, se enfrentan a una demanda por la que se les solicita que paguen lo que les ha costado a algunos organismos del gobierno de Israel destruir en reiteradas ocasiones sus viviendas y otras construcciones. El 26 de julio las autoridades israelíes interpusieron en un tribunal una demanda por 1,8 millones de nuevos shekels (más de 500.000 dólares estadounidenses) por los gastos que les ha acarreado destruir las construcciones y desalojar a los habitantes del pueblo de Al Araqib más de 28 veces el año pasado. El último desalojo se produjo el 25 de julio.Los habitantes beduinos reivindican que el pueblo de Al Araqib se encuentra en sus tierras ancestrales, pero las autoridades afirman que se han establecido ilegamente en un asentamiento “no reconocido".
El pueblo beduino de Al Araqib, situado en el desierto del Néguev (sur de Israel), ha sido demolido al menos en 28 ocasiones desde julio de 2010. Cada vez que los habitantes vuelven a levantar sus viviendas improvisadas, la Administración de Tierras de Israel (ILA), organismo gubernamental encargado de la gestión del territorio israelí, llega con las excavadoras para destruirlas de nuevo.
El objetivo es preparar el terreno para plantar un bosque, mientras unas 250 personas se enfrentan a desalojo forzoso permanente de sus hogares. Además, se les niega el acceso a las tierras que utilizan para cultivar cosechas y criar ganado; durante estos meses sus miles de olivos y árboles frutales han sido arrancados para permitir la plantación de un bosque nuevo que no les beneficiará.
Al Araqib es uno de los más de 40 "pueblos no reconocidos" que existen en Israel, cuyos habitantes carecen de seguridad de tenencia y servicios públicos. En contra de lo que afirma la ILA -que los habitantes de estos pueblos “invadieron” las tierras-, los residentes de Al Araqib pueden documentar que sus antepasados ya vivían en estas tierras en la época del Imperio Otomano. El gobierno israelí, sin embargo, se ha negado sistemáticamente a reconocer estas reclamaciones.
Los habitantes de Al Araqib han iniciado procedimientos judiciales para que se reconozcan sus reclamaciones sobre sus tierras tradicionales. A pesar de que algunos de estos recursos judiciales siguen pendientes de resolución, el Fondo Nacional Judío —organización semigubernamental que promueve los asentamientos judíos— continúa con los planes de forestación de estas tierras.
El Fondo Nacional Judío ya ha acondicionado toda la zona perteneciente al pueblo y continúa con los preparativos para arbolar el terreno.
Mientras tanto, al menos 50 hombres, mujeres, niños y niñas se han visto obligados por las excavadoras y la policía antidisturbios israelí a refugiarse en el pequeño cementerio situado a las afueras del pueblo, ya que es la única zona que no ha sido destruida aún.
En los últimos meses, las autoridades israelíes han recurrido al uso injustificado de la fuerza contra los habitantes y sus partidarios. Desde enero, unos treinta activistas han sido detenidos de forma temporal y varias personas, entre las que había menores, han necesitado atención hospitalaria debido a la violencia empleada por la policía durante las demoliciones.
Pide al presidente del Fondo Nacional Judío que se detenga de inmediato la destrucción del pueblo de Al Araqib
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