Como Portavoz del Partido Popular tengo la obligación de hacer una reflexión pública, porque son ya muchas las obras que necesitan hasta de una tercera intervención para evitar, al menos, las denuncias de los ciudadanos. Intervenciones como en la delantera de Santa María, los pivotes del Parador o la que se está llevando a cabo en San Francisco son ejemplos claros de mala planificación y de una clara falta de consenso tanto con los ciudadanos como con los Grupos de la Oposición.
Lo que parecía una obra sin complicaciones y enfocada al adecentamiento y a una mejor entrada en la Iglesia de San Francisco se ha convertido durante meses en una constante controversia entre concejales, técnicos y vecinos.
Los primeros problemas empezaron por la paralización de la obra, no sabemos si por falta de presupuesto o de planificación, algo incomprensible en una obra de tan poca envergadura, lo que alargó los perjuicios que toda actuación urbanística conlleva por la ocupación en la vía pública de los materiales a utilizar y la incomodidad lógica tanto para conductores como para los ciudadanos.
Después llegó la indignación de los vecinos que contemplaban atónitos como los bordillos que limitaban los espacios para posibles jardines les impedían el acceso con sus vehículos a los garajes que allí se encuentran, hasta tal punto que nuestro grupo tuvo que mediar, incluso requiriendo al Alcalde, para que se corrigiera dicha deficiencia.
A esto hay que añadir que los pivotes que han colocado en el perímetro no convencen a casi nadie y siguen siendo un obstáculo para la salida de la Hermandad en procesión. Y por si fuera poco, hace escasos días comprobaron con las escasas lluvias caídas como se inundaba su patio central con un riesgo considerable de que el agua entre en la misma capilla cuando llegue el invierno. Al parecer la pendiente que debería impedir la entrada del agua en la Iglesia de San Francisco está construida justamente al contrario.
Todas las obras se realizan con dinero público, ya sean de las arcas municipales, de Diputación, del PER, de la Junta o de Fondos Estatales y Europeos, por ello y ante la responsabilidad de los cargos públicos ante estas circunstancias es lógico que todos nos preguntemos: ¿Quién debería pagar estos errores?.
fuente: PP Carmona
Los primeros problemas empezaron por la paralización de la obra, no sabemos si por falta de presupuesto o de planificación, algo incomprensible en una obra de tan poca envergadura, lo que alargó los perjuicios que toda actuación urbanística conlleva por la ocupación en la vía pública de los materiales a utilizar y la incomodidad lógica tanto para conductores como para los ciudadanos.
Después llegó la indignación de los vecinos que contemplaban atónitos como los bordillos que limitaban los espacios para posibles jardines les impedían el acceso con sus vehículos a los garajes que allí se encuentran, hasta tal punto que nuestro grupo tuvo que mediar, incluso requiriendo al Alcalde, para que se corrigiera dicha deficiencia.
A esto hay que añadir que los pivotes que han colocado en el perímetro no convencen a casi nadie y siguen siendo un obstáculo para la salida de la Hermandad en procesión. Y por si fuera poco, hace escasos días comprobaron con las escasas lluvias caídas como se inundaba su patio central con un riesgo considerable de que el agua entre en la misma capilla cuando llegue el invierno. Al parecer la pendiente que debería impedir la entrada del agua en la Iglesia de San Francisco está construida justamente al contrario.
Todas las obras se realizan con dinero público, ya sean de las arcas municipales, de Diputación, del PER, de la Junta o de Fondos Estatales y Europeos, por ello y ante la responsabilidad de los cargos públicos ante estas circunstancias es lógico que todos nos preguntemos: ¿Quién debería pagar estos errores?.
fuente: PP Carmona
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