Amigo lector: ¿Quiere que le cuente, en lenguaje sencillo y fácilmente comprensible, todo lo acontecido (y el porqué) este pasado fin de semana en este país, en relación con el inesperado abandono de sus puestos de trabajo por parte de los controladores, el consiguiente cierre de la totalidad del espacio aéreo nacional, el monumental lío aeroportuario subsiguiente (con centenares de miles de pasajeros perjudicados) y la sorprendente, autoritaria e inédita reacción del Gobierno decretando el estado de alarma? Sí, pues vamos con ello:
El Ejecutivo español, reunido el viernes día 3 de diciembre en Consejo de ministros presidido por el presidente Zapatero (que a última hora renuncia a asistir a la Cumbre iberoamericana ante la crisis programada que se avecina en el campo del transporte aéreo y no porque España en cuestión de horas, según filtran interesadamente desde La Moncloa, deba hacer frente a una debacle económica inminente) da luz verde a un decreto, dado a conocer a las 14,30 de ese mismo día a los medios de comunicación, a sabiendas de que va a resultar un verdadero “casus belli” para los controladores aéreos españoles ya que les supone un aumento sustancial de sus horas de trabajo y una paralela disminución de sus sueldos. El citado decreto ha sido elaborado total y expresamente con “animus provocandi” pues los servicios secretos y la propia AENA llevan ya semanas informando al Gobierno de movimientos extraños en el colectivo de controladores, con la punta del iceberg en Galicia, que podrían salir a la superficie en toda su gravedad a lo largo de las próximas fiestas de Navidad, Año Nuevo y Reyes.
Esta buscada provocación ha obedecido, sin ninguna duda, a una decisión tomada por Rubalcaba (como factotum y punta de lanza del núcleo duro del Gobierno) para, .... seguir leyendo
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