El día 11 de julio fue un
día paradójico; mientras la Castellana se llenaba de solidaridad con los
mineros, mientras el pueblo trabajador de Madrid agradecía a la marea
negra ese importante empujón para luchar contra los recortes; en la
Carrera de San Jerónimo, Rajoy anunciaba la decisión política del
Gobierno de acabar con derechos personales, con derechos sociales, y con
instituciones bajo el manto protector del “hemos hecho lo que teníamos
que hacer “ y ese diseño del futuro “al final nos espera la recompensa”.
Aplicaba así la trilogía ideológica básica del Partido Popular:

Menos
Estado,
menos derechos y
menos rentas.
Estamos ante el desmantelamiento
de lo conquistado por la inmensa mayoría social de este país en los
últimos 30 años y además se hace pasándolo de contrabando como medidas
de “coyuntura”.
Y ¿la oposición? y ¿el PSOE? y ¿Rubalcaba? Pues con un ataque de responsabilidad que le hace estar ajeno a la realidad de la gente. No era posible con la ciudadanía volcada en solidaridad con los mineros, con decenas de sectores protestando por los recortes que el centro de su preocupación y de su discurso sea ejercer de oposición “responsable”.
El PSOE agarrotado por su reciente derrota y con un Congreso en Sevilla que se ha mostrado incapaz de dar una salida política, ideológica y de liderazgo adecuada, entre otras razones por lo atropellado y nominalista del proceso es incapaz de emitir un mensaje de cambio e ilusión a la sociedad. Es llamativo que ni siquiera se sea capaz de agarrarse de la estela Hollande para formular una propuesta global alternativa, se está en el regate corto y en el discurso manido sobre que hay que recortar de otra manera en lugar de ofrecer una propuesta global a la ofensiva financiera y de la derecha europea contra la Europa de los derechos, contra los trabajadores y contra las clases medias. En el ámbito democrático es penoso que sea UPyD la que agarre la bandera de las responsabilidades sobre el escándalo de Bankia porque al PSOE le de miedo remover sus propias vergüenzas, o que se resista a los cambios en el ámbito de privilegios cuando el populismo reaccionario de los seguidores de Rosa Diez plantean rebajas de sueldos o de estatus. Tampoco se es capaz de recepcionar la enorme demanda de reforma de la política y de cambios en la relación de los políticos con la ciudadanía.
No es el momento de aparecer como moderador de la barbarie social que el PP intenta implantar, es el momento de formular un proyecto global de freno a estos ataques y que sólo puede tener fuerza y credibilidad si se presenta una propuesta global, basada en una política en Europa alternativa a la de Merkel, que recoja las demandas que los ciudadanos formulan una y otra vez. Es el momento de estar pegado a la resistencia social, sabiendo que hay que pagar una cuota de rechazo por las políticas “responsables” es decir abandonar la senda griega del PASOK hacia donde se orienta de forma ineluctable sino se reacciona en el próximo periodo. Muchos millones de ciudadanos han seguido apoyando al PSOE a pesar de su deriva desde mayo del 2010, porque eran conscientes que la medicina PP iba a ser devastadora para los derechos sociales, ese importante aval social exige que el principal partido de la izquierda actúe de dique de contención frente a la derecha, tanto en los lugares donde gobierno como en donde esta en la oposición.
El PP avanza como caballo desbocado recortando por aquí, desmantelando por allá, y criminalizando a los que se resisten. Tiene todos los instrumentos en la mano: mayoría absoluta política, manipulación mediática en gran escala, los poderes reaccionarios de la justicia y la iglesia a su lado, los poderes económicos contentos de cómo les hace el trabajo sucio pero con interrogantes de cómo la contracción económica va a afectar también a sus negocios a medida que se baja en la escala de dimensión empresarial, y una cierta aquiescencia social expresada en “no podemos hacer otra cosa, es lo que nos imponen” y frente a ello ¿que?: una importantísima resistencia social, fragmentada y variopinta pero muy amplia; una leve resistencia institucional en las comunidades de Andalucía y sobre todo País Vasco; los sindicatos tanto mayoritarios como minoritarios o profesionales respondiendo a los recortes; movimientos como el 15-M o sus expresiones locales y temáticas (desahucios, sanidad, etc) sin dejar de estar presentes con una nueva cultura ciudadana y de resistencia, una parte del arco parlamentario y especialmente Izquierda Plural contestando al Gobierno y una sensación creciente en la ciudadanía de desconcierto, temor, indignación, disposición a la lucha y falta de perspectivas. Son sobre estos mimbres sobre los que hay que hay que trabajar para construir un dique frente a las políticas de la derecha y generar un proceso de construcción de alternativa política donde todos quepan (mas allá de cómo se manifieste y exprese) y que abra un nuevo periodo político con una perspectiva cierta de cambio.
Si Milan Kundera reflexionaba en su famosa novela parafraseada en este articulo sobre la necesidad o no de dar un sentido a la vida, a la existencia; me parece que es el momento de que el Partido Socialista reflexione sobre la necesidad de dar un sentido a su política y a su actuación.
fuente: Enrique del Olmo - Nueva Tribuna
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