Julio de 1906: La Puerta de Sevilla es declarada monumento nacional, rezaba el titular de mi compañero y amigo Miguel de la voz de carmona.net y como la calor no invita a salir pues comencé a navegar por la red, intrigado el porque la puerta de Sevilla fue declarada monumento nacional.
Pues bien la historia comienza, El 27 de enero de 1905, estando en la Necrópolis romana de Carmona, Don Juan Fernández López y Don Jorge Bonsor de la que son dichos propietarios tuvieron noticias de que en los muros de la Puerta de Sevilla de esta ciudad, se habían hechos socavones y extraído algunos sillares del muro correspondiente al arco monumental árabe de dicha puerta.
Pues bien la historia comienza, El 27 de enero de 1905, estando en la Necrópolis romana de Carmona, Don Juan Fernández López y Don Jorge Bonsor de la que son dichos propietarios tuvieron noticias de que en los muros de la Puerta de Sevilla de esta ciudad, se habían hechos socavones y extraído algunos sillares del muro correspondiente al arco monumental árabe de dicha puerta.
Con la urgencia que el caso requería, el Sr. Bonsor tomo su bicicleta personándose en la referida Puerta de Sevilla, comprobando la extracción de materiales de las fundaciones y muros juntamente con el de un sillar que formaba parte del cuerpo del muro, trazando un diseño de lo socavado.
Vuelto a la Necrópolis y comunicado a su compañero el Sr. Fernández, el resultado de su visita de inspección, este marchó al lugar del suceso atendido su carácter de corresponsal de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de la provincia de Sevilla.
Personado en la Puerta de Sevilla comprobó lo expuesto y que continuaba la obra de destrucción. Al encargado de las obras de pavimentación de la calle, el maestro albañil Manuel Malvido le manifestó el atropello que se estaba cometiendo, la responsabilidad en que incurría, instándole a suspender sus trabajos de destrucción que con palanquetas y picos estaba efectuando en el muro del arco y con embainas y martillos en los sillares salientes de la zapata, ya socavada, e intermedia, entre las pilastras del arco, el Malvido le contestó que no suspendería los trabajos sin orden expresa del Alcalde.
El Sr. Fernández marchó inmediatamente en busca de éste y como lo encontrara a pocos pasos le hizo presente la sorpresa que le producía lo que estaba presenciando y que va referido y que él como encargado de la Comisión de Monumentos de la Provincia y por su carácter de socio correspondiente de las Reales Academias de la Historia y Bellas Artes de San Fernando, le invitaba a suspender inmediatamente la obra de destrucción empezada y que a los muros de los arcos de la Puerta de Sevilla no se podrían destruir ni deformar sin autorización de la Comisión de Monumentos de la Provincia como delegada de las Reales Academias de la Historia y Bellas Artes de San Fernando.
El Alcalde Sr. Ordóñez, expresó que el no había ordenado tocar los muros de los arcos; más como durante la conversación los operarios y señaladamente el hijo del maestro, golpeara furiosamente los sillares que limitaban la zapata, entre las pilastras cuya zapata estaba destruida y la parte del muro correspondiente a ella socavada, manifestó el Sr. Alcalde que no debía tolerarse el atropello de los operarios ni el encargado de las obras Manuel Malvido, declinando la responsabilidad de lo que ocurría. Entonces el Sr. Alcalde le dijo que no tocaran allí. No habiendo oído, al parecer, el hijo de Malvido, por dos veces más, hubo de decirle que se quitara de aquel puesto, sin ser atendido y el Sr. Alcalde llamó a Malvido padre, dicéndole:
Dígale a ese que no rompa más sillares, que deje eso. Entonces el encargado Malvido padre, cariacontecido dijo al Sr. Alcalde ¡pero entonces...como...como! si...el Sr. Alcalde le dijo: bueno, pues ahora no se toca ¿no he dicho que no se toque a los muros? Traté en presencia del Sr. Alcalde de averiguar a que se obedece la extracción de un sillar y enorme piedras de la fundaciones y el encargado me dijo: vamos a ensanchar la Puerta de Sevilla. Aquí se hará, añadió, un rebaje general del muro y verá V. que bien queda V. se alegrará. ¡Pero esto, añadió el Sr. Fernández es deformar un monumento público más conocido por los extraños, que de los propios, esto es atentar contra la seguridad del monumento! esto no debe ni puede autorizarse. El Malvido contestó: V. de esto no entiende ni palabra. El Sr. Alcalde que presente estaba, añadió: bueno, pues que no toquen a los muros. Comprendiendo el Sr. Fernández que debía de dar por terminada esta escena, dijo al Sr. Alcalde: Sr. Alcalde deploro lo que ocurre y por tanto por salvar mi responsabilidad tanto por cumplimiento de mi deber, dará parte de lo ocurrido a la Comisión de Monumentos. Confío, no obstante, en su palabra de que no se tocará a los muros.
(sic) con los Excmo. Sres. D. Lorenzo Domínguez de la Haza y su Sr. Hijo, el ex ministro de Instrucción Pública, el Sr. Fernández de acuerdo con el primero de dicho Sres. Telegrafió al Excmo. Gobernador de la Provincia para que suspendiera la destrucción que continuaba después de la entrevista, y por el correo le unió la siguiente comunicación:
“El que suscribe, socio correspondiente de las Reales Academias de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando y corresponsal en Carmona de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de la Provincia tiene el pesar de comunicar a V.S. lo siguiente:
Con motivo de estarse adoquinando el pavimento de la Puerta de Sevilla en esta ciudad el oficial albañil encargado de ello, por ignorancia u otras causas, pero sin desconocimiento absoluto de la Historia del Arte, ha socavado y arruinado los sillares y fundaciones de los pilares del arco árabe, monumental de la Puerta de Sevilla. Esta socavación tiene una profundidad, próximamente de un metro, una altura de metro y medio, extendiéndose a todo lo largo de la base del monumento. Personado en el lugar del suceso y visto a juicio del que suscribe, la inutilidad de la empezada destrucción mencionada, para el adoquinado de la calle, así lo hice presente al albañil encargado y al Sr. Alcalde D. Melchor Ordóñez, que accidentalmente se hallaba presente, no obteniendo explicación satisfactoria, ni consiguiendo el que se impidiera la destrucción, antes por el contrario se arrancaron más sillares que rompieron a pico en medio de la calle.
Esta motivó el telegrama que tuve el honor de enviar a V.E. Adjunto envié a V.E. una fotografía y un diseño con la indicación de la parte socavada.
Urge Excmo. Sr. envíe, si a bien lo tiene con la premura que el caso exige, una comisión que examinándolo sobre el terreno de lo destruido, dicte las medidas necesarias para corregir el abuso cometido a espaldas de la Comisión de Monumentos y evitar que puedan ocurrir en lo futuro”.
Excmo. Sr. Gobernador de la Provincia, Carmona 27 de enero de 1905.
El 14 de abril de 1.905 en Conde de Cedillo redacta un informe dando cuenta de las gestiones que ha practicado para evitar la comenzada demolición de la llamada «puerta de Sevilla» en Carmona.
el 20 de abril de 1906 La Real Academia de San Fernando solicita del Ministerio de Instrucción pública se declare monumento nacional la puerta llamada de Sevilla en la ciudad de Carmona.
y en Julio de 1906: La Puerta de Sevilla es declarada monumento nacional
Fuentes: Actas de la Sociedad de Arqueología de Carmona.
Biblioteca virtual Miguel de Cervantes.
Vuelto a la Necrópolis y comunicado a su compañero el Sr. Fernández, el resultado de su visita de inspección, este marchó al lugar del suceso atendido su carácter de corresponsal de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de la provincia de Sevilla.
Personado en la Puerta de Sevilla comprobó lo expuesto y que continuaba la obra de destrucción. Al encargado de las obras de pavimentación de la calle, el maestro albañil Manuel Malvido le manifestó el atropello que se estaba cometiendo, la responsabilidad en que incurría, instándole a suspender sus trabajos de destrucción que con palanquetas y picos estaba efectuando en el muro del arco y con embainas y martillos en los sillares salientes de la zapata, ya socavada, e intermedia, entre las pilastras del arco, el Malvido le contestó que no suspendería los trabajos sin orden expresa del Alcalde.
El Sr. Fernández marchó inmediatamente en busca de éste y como lo encontrara a pocos pasos le hizo presente la sorpresa que le producía lo que estaba presenciando y que va referido y que él como encargado de la Comisión de Monumentos de la Provincia y por su carácter de socio correspondiente de las Reales Academias de la Historia y Bellas Artes de San Fernando, le invitaba a suspender inmediatamente la obra de destrucción empezada y que a los muros de los arcos de la Puerta de Sevilla no se podrían destruir ni deformar sin autorización de la Comisión de Monumentos de la Provincia como delegada de las Reales Academias de la Historia y Bellas Artes de San Fernando.
El Alcalde Sr. Ordóñez, expresó que el no había ordenado tocar los muros de los arcos; más como durante la conversación los operarios y señaladamente el hijo del maestro, golpeara furiosamente los sillares que limitaban la zapata, entre las pilastras cuya zapata estaba destruida y la parte del muro correspondiente a ella socavada, manifestó el Sr. Alcalde que no debía tolerarse el atropello de los operarios ni el encargado de las obras Manuel Malvido, declinando la responsabilidad de lo que ocurría. Entonces el Sr. Alcalde le dijo que no tocaran allí. No habiendo oído, al parecer, el hijo de Malvido, por dos veces más, hubo de decirle que se quitara de aquel puesto, sin ser atendido y el Sr. Alcalde llamó a Malvido padre, dicéndole:
Dígale a ese que no rompa más sillares, que deje eso. Entonces el encargado Malvido padre, cariacontecido dijo al Sr. Alcalde ¡pero entonces...como...como! si...el Sr. Alcalde le dijo: bueno, pues ahora no se toca ¿no he dicho que no se toque a los muros? Traté en presencia del Sr. Alcalde de averiguar a que se obedece la extracción de un sillar y enorme piedras de la fundaciones y el encargado me dijo: vamos a ensanchar la Puerta de Sevilla. Aquí se hará, añadió, un rebaje general del muro y verá V. que bien queda V. se alegrará. ¡Pero esto, añadió el Sr. Fernández es deformar un monumento público más conocido por los extraños, que de los propios, esto es atentar contra la seguridad del monumento! esto no debe ni puede autorizarse. El Malvido contestó: V. de esto no entiende ni palabra. El Sr. Alcalde que presente estaba, añadió: bueno, pues que no toquen a los muros. Comprendiendo el Sr. Fernández que debía de dar por terminada esta escena, dijo al Sr. Alcalde: Sr. Alcalde deploro lo que ocurre y por tanto por salvar mi responsabilidad tanto por cumplimiento de mi deber, dará parte de lo ocurrido a la Comisión de Monumentos. Confío, no obstante, en su palabra de que no se tocará a los muros.
(sic) con los Excmo. Sres. D. Lorenzo Domínguez de la Haza y su Sr. Hijo, el ex ministro de Instrucción Pública, el Sr. Fernández de acuerdo con el primero de dicho Sres. Telegrafió al Excmo. Gobernador de la Provincia para que suspendiera la destrucción que continuaba después de la entrevista, y por el correo le unió la siguiente comunicación:
“El que suscribe, socio correspondiente de las Reales Academias de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando y corresponsal en Carmona de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de la Provincia tiene el pesar de comunicar a V.S. lo siguiente:
Con motivo de estarse adoquinando el pavimento de la Puerta de Sevilla en esta ciudad el oficial albañil encargado de ello, por ignorancia u otras causas, pero sin desconocimiento absoluto de la Historia del Arte, ha socavado y arruinado los sillares y fundaciones de los pilares del arco árabe, monumental de la Puerta de Sevilla. Esta socavación tiene una profundidad, próximamente de un metro, una altura de metro y medio, extendiéndose a todo lo largo de la base del monumento. Personado en el lugar del suceso y visto a juicio del que suscribe, la inutilidad de la empezada destrucción mencionada, para el adoquinado de la calle, así lo hice presente al albañil encargado y al Sr. Alcalde D. Melchor Ordóñez, que accidentalmente se hallaba presente, no obteniendo explicación satisfactoria, ni consiguiendo el que se impidiera la destrucción, antes por el contrario se arrancaron más sillares que rompieron a pico en medio de la calle.
Esta motivó el telegrama que tuve el honor de enviar a V.E. Adjunto envié a V.E. una fotografía y un diseño con la indicación de la parte socavada.
Urge Excmo. Sr. envíe, si a bien lo tiene con la premura que el caso exige, una comisión que examinándolo sobre el terreno de lo destruido, dicte las medidas necesarias para corregir el abuso cometido a espaldas de la Comisión de Monumentos y evitar que puedan ocurrir en lo futuro”.
Excmo. Sr. Gobernador de la Provincia, Carmona 27 de enero de 1905.
El 14 de abril de 1.905 en Conde de Cedillo redacta un informe dando cuenta de las gestiones que ha practicado para evitar la comenzada demolición de la llamada «puerta de Sevilla» en Carmona.
el 20 de abril de 1906 La Real Academia de San Fernando solicita del Ministerio de Instrucción pública se declare monumento nacional la puerta llamada de Sevilla en la ciudad de Carmona.
y en Julio de 1906: La Puerta de Sevilla es declarada monumento nacional
Fuentes: Actas de la Sociedad de Arqueología de Carmona.
Biblioteca virtual Miguel de Cervantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario