La monoparentalidad no es sinónimo de pobreza sino de familia
- En España, el 83% de las familias monoparentales está encabezado por una mujer.
- “Somos mujeres que aportamos valor a la sociedad a través de nuestra maternidad y los cuidados”.
- Desde la Red Estatal de Entidades de Familias Monoparentales (REEFM) pedimos que todas las familias monoparentales tengan voz propia ante las distintas administraciones y sean tratadas como titulares de derechos.
Los hogares monoparentales crecen y siguen estando en su mayoría encabezados por mujeres. Unas mujeres que aportan un enorme valor a la sociedad a través de la maternidad y los cuidados. Según la 'Encuesta Continua de Hogares' del Instituto Nacional de Estadística (2018) hay un 2% más de hogares monoparentales que el año anterior. En total, son 1.878.500 hogares monoparentales. Entre estos, el 83% está formado por una mujer con hijos, es decir, hay 1.538.200 hogares monomarentales. Sin embargo, el número de familias monomarentales es mucho mayor. Estas estadísticas solo contabilizan hogares por su constitución y olvidan que dentro de estos pueden convivir varias unidades familiares. Las estadísticas invisibilizan la realidad sociodemográfica de nuestro modelo familiar.
Las políticas familiares actuales se diseñan sobre la base de la familia tradicional con dos progenitores. Esto acarrea múltiples discriminaciones para nuestras familias, principalmente en el ámbito de la conciliación y el empleo, los sistemas de ayudas públicas y el ámbito fiscal. Si somos más susceptibles a las situaciones de pobreza y la exclusión no es por nuestro modelo familiar sino por la falta de políticas públicas y ayudas. Es necesario romper ese lazo que vincula a la monoparentalidad con la pobreza porque, como enfatiza Carmen Flores, presidenta de la Federación de Asociaciones de Madres Solteras (FAMS), “no somos pobres per ser sino porque las administraciones públicas no legislan de manera adecuada. Tenemos derecho a un trato en igualdad de condiciones al resto de familias, somos mujeres que aportamos valor a la sociedad a través de nuestra maternidad y los cuidados, aportamos capital humano. Esto es un bien social que no está ni reconocido ni protegido”.
La monoparentalidad dejará de ser sinónimo de pobreza cuando se muestre nuestro modelo familiar en las políticas públicas de manera transversal. “Se nos debe incluir en las políticas de género de manera específica como colectivo mayoritariamente de mujeres sujeto a múltiples desventajas por serlo y establecer medidas que mejoren nuestra empleabilidad, una conciliación real, ampliación del permiso de maternidad, ventajas fiscales y de acceso a la vivienda, entre otras”, añade Carmen Flores. No podemos olvidar que el 43% de las mujeres con responsabilidades familiares no compartidas está desempleada y que entre las que sí tienen empleo, el 74% declaran que las medidas de conciliación ofrecidas por su empresa son “insuficientes” (7º Informe de la Fundación Adecco).
Mientras no haya voluntad política para brindar ayudas y legislar a favor de nuestras familias, la discriminación y la falta de igualdad de oportunidades estarán a la orden del día. Solo siete comunidades autónomas reconocen legalmente la monoparentalidad como una realidad familiar con derechos: Cataluña, Valencia, Baleares, Cantabria, Galicia, Navarra y Aragón.
Desde la REEFM, con motivo del Día Internacional de la Familia decimos públicamente que las nuestras son #FamiliasQueCuentan. Debemos tener voz propia ante las distintas administraciones para que los distintos gobiernos que salgan de las urnas trabajen en la aprobación de una Ley de Familias Monoparentales que iguale el trato a nuestras familias en todo el territorio nacional, nos defina de manera inclusiva permitiendo un registro, dé cobertura integral a nuestras necesidades y garantice los derechos de nuestras hijas e hijos.
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