..Y no olvidemos que las políticas autoritarias en tiempos de
crisis no solo se concretan en los derechos laborales, afectan a
derechos de ciudadanía, como la Ley de Seguridad o la Ley del aborto
que vienen a cerrar el círculo de un proyecto de sociedad, el que
impulsa el Gobierno de Rajoy, de acusado sesgo conservador...
El Sindicato, El Fiscal y Las Leyes
Fernando Lezcano
Llegados a esta situación hemos de ser contundentes. El
sindicalismo es consustancial a la democracia; es parte esencial del
modelo constitucional; y es una herramienta innegociable para de- fender
los derechos de las trabajadoras y trabajadores. Los sindicatos, en
este tiempo de liberalismo a ultranza y de capitalismo de casino,
constituyen una barrera infranqueable frente a los intentos repetidos
de demoler el estado social y acabar con el derecho del trabajo.
Somos conscientes de que un poderoso sector de la derecha
económica y política española, lejos todavía de la madurez
democrática de otras derechas europeas, ha visto la oportunidad de
asestar un duro golpe -ellos dirían, un ‘golpe de gracia’- al
movimiento sindical, aprovechando la incerti- dumbre que genera la
crisis económica y financiera que ellos mismos alumbraron. La profunda
involución legislativa en todo lo que afecta al mundo del trabajo, el
creciente recurso al decreto como forma de gobernar y la masiva
destrucción de empleo incentivan las dudas en la población asalariada
acerca de la utilidad de los sindicatos. En ese contexto, cabe
explicarse la interminable campaña de acoso y derribo que vienen
practicando varios medios de comunicación, sin que por ello ignoremos
algunos errores nuestros.
Y no olvidemos que las políticas autoritarias en tiempos de
crisis no solo se concretan en los derechos laborales, afectan a
derechos de ciudadanía, como la Ley de Seguridad o la Ley del aborto
que vienen a cerrar el círculo de un proyecto de sociedad, el que
impulsa el Gobierno de Rajoy, de acusado sesgo conservador.
Pero ahora, asistimos a una nueva vuelta de tuerca, una lluvia
fina de sanciones y procesos abiertos a dirigentes y representantes
sindicales -fundamentalmente de CCOO, aunque también de UGT y otros-,
que van desde desproporcionadas sanciones económicas a peticiones
fiscales de cárcel por el mero hecho de animar y convocar una huelga
general. Es el Gobierno directamente, a través del Ministerio Fiscal,
el que ha recrudecido el ataque a los sindicatos, retorciendo el
ordenamiento jurídico para encausar a cientos de sindicalistas. Pocos
han levantado la voz, los grandes medios de comunicación guardan
silencio y solo algunos digitales progresistas se hacen eco de la
situación en que se encuentran los representantes sindicales.
¿Puede alguien explicar en democracia las razones que llevan al
fiscal a solicitar 8 años de cárcel para los integrantes de un
piquete que animaron a la huelga general de septiembre de 2010 en
Airbus? ¿O la burda acusación contra la secretaria general de CCOO de
les Illes Balears de romperel cristal de un bus, hechos que
niegan todos los testigos, y por los que le piden 4 años y medio de
cárcel? y no hablo de meras conjeturas. La semana pasada ingresaron en
la cárcel dos integrantes de un piquete que llamaron a participar en la
huelga general del 29 de marzo de 2012 en Granada, para los cuales CCOO
ha exigido su inmediata puesta en libertad.
Nadie debe confundirse. Estas conductas autoritarias,
debidamente amparadas por las sucesivas contrarreformas del ministro
Gallardón, son un acicate para el movimiento sindical, para CCOO. Nos
enorgullece a quienes ejercemos la actividad sindical; hace que nos
sintamos más fuertes, más útiles, más imprescindibles. El tiempo de
“sindicatos a la carta” o impuestos por decreto pasó a la historia. Si
es necesario, seremos intransigentes en la defensa de los derechos de
las trabajadoras y trabajadores. Es una exigencia democrática.
fuente:1Mayoccoo.es
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