Este artículo señala las causas políticas del descenso salarial.
La creación del desempleo es una de las medidas más eficaces por parte
del mundo empresarial para hacer aceptar al mundo del trabajo la
reducción salarial.
¿Por qué los salarios se reducen?
Vicenc Navarro

Esta percepción, sin embargo, está
equivocada. Dos de los expertos más importantes de EEUU en temas del
mercado laboral, John Schmitt y Janelle Jones, han documentado que dicha
percepción corresponde solo a un treinta por ciento de los trabajadores
de tal sector. La mayoría son trabajadores adultos, que están
estancados en su vida laboral en tales puestos de trabajo, que se pagan a
nueve dólares por hora, solo ligeramente por encima del salario mínimo
legal (7,25 dólares). Y como Schmitt y Jones muestran, estos salarios
tan bajos están convirtiéndose en los salarios de grandes sectores del
mercado laboral de EEUU. Son los tipos de salarios (low-paid jobs) que
están creciendo más rápidamente en EEUU. Y la expresión “estancados”
refleja el hecho de que no se estén creando trabajos mejor pagados que
permitan a estos trabajadores realizar tareas mejor retribuidas. En
realidad, la mitad de los empleados que tienen títulos universitarios
indican que el trabajo que realizan no requiere los estudios
universitarios que tienen.
Dos argumentos que se han dado para
explicar este fenómeno han sido, por un lado, la introducción de
avanzada tecnología en el proceso del trabajo que, supuestamente, lo
simplifica, convirtiendo al trabajador (incluso al empleado cualificado
con educación universitaria) en una pieza de una máquina o de un proceso
automatizado. Otro argumento es la falta de articulación (mismatch)
entre el sistema educativo y formativo, por un lado, y las necesidades
del mundo empresarial por el otro. Ahora bien, ninguno de estos dos
argumentos puede explicar la enorme polarización social y salarial, ni
la enorme concentración de las rentas en EEUU (que, como en otros
países, incluyendo España) ha estado ocurriendo.
La enorme concentración de las rentas
Como bien decía Mark Weisbrot en su
artículo “Fast Food Workers are Fighting for the Majority of U.S.
Employees”. Newsday (del cual extraigo la mayoría de estos datos), el 1%
de la población de renta superior, con mayor capacidad adquisitiva, ha
pasado de tener el10% de toda la renta nacional en el año 1980 al 22,4%
en el año 2012. Ello quiere decir que el aumento de la riqueza
consecuencia del aumento de la productividad no se ha distribuido
equitativamente, sino que se ha ido concentrando en las rentas
superiores, que derivan gran parte de sus ingresos de la propiedad del
capital. Es decir, los capitalistas (término casi abandonado en la
narrativa mediática por considerarse “anticuado”) han visto sus rentas
incrementadas a costa de las rentas del trabajo. Una situación idéntica
ha ocurrido en España. En otras palabras, los salarios han ido bajando y
los beneficios han ido subiendo tanto en EEUU como en España. Por
primera vez desde la instauración de la democracia en España, las rentas
derivadas del capital son mayores que las derivadas del mundo del
trabajo.
Uno de los factores que ha facilitado
esta realidad ha sido el estancamiento del salario mínimo legal. De
hecho, si este salario en EEUU hubiera crecido de la misma manera que ha
crecido la productividad y la inflación, el salario mínimo en EEUU
debería ser de 17 dólares por hora en lugar de los 7,25 actuales. Y este
estancamiento salarial se debe primordialmente a factores políticos, es
decir, al debilitamiento de los sindicatos y fortalecimiento de la
patronal. La evidencia es abrumadora en este sentido.
Una situación idéntica ocurre en España.
Todas las reformas laborales que se presentaron con el supuesto
objetivo de crear empleo, tenían, en realidad, el propósito de bajar los
salarios mediante la destrucción de empleo, creando desempleo, el mejor
instrumento que la patronal tiene para atemorizar a los sindicatos y al
mercado del trabajo y forzarles a que acepten lo que debería ser
inaceptable (una consecuencia de lo cual ha sido el espectacular
crecimiento del endeudamiento de la población, tema que he desarrollado
en otros artículos). Se olvida con excesiva frecuencia que la tasa de
desempleo es una variable más política que económica. El desempleo es el
arma que utiliza el mundo del capital para debilitar y atemorizar al
mundo del trabajo. De ahí que las políticas actuales (que
deliberadamente están destruyendo empleo) sean parte de un proyecto
político que está logrando sus objetivos.
Por eso la respuesta a la bajada de
salarios y al desempleo que la facilita, debería ser más política que
económica: la movilización política en contra del desempleo, la
precariedad y bajos salarios. Puesto que la mayoría de la ciudadanía
deriva sus ingresos del trabajo, este movimiento social en EEUU de los
“low-paid workers” ha sido enormemente popular (de lo cual tampoco se ha
informado a la ciudadanía en España), forzando a la patronal a ceder a
estas demandas e incrementar sus salarios. Ello determinó que los
sindicatos del país (AFL-CIO) tomaran nota y en su último Congreso en
Los Ángeles concluyeran que el futuro de los sindicatos dependería de
sus alianzas con los movimientos sociales, estableciendo un abanico
(rainbow) popular de carácter reformista que (consecuencia del gran
debilitamiento de las izquierdas políticas en EEUU) pudiera convertirse
en una especie de “Solidarność” a la americana. Existe hoy una gran
agitación social en EEUU (que se desconoce también en España) que ofrece
un gran potencial para el futuro en aquel país.
Fuente:VicencNavarro
Imagen:ElRoto.ElPais.com
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